CONVENTO DE SAN ANTONIO DE PADUA

El convento de San Antonio de Padua debe su fundación a D. Rodrigo del Águila, mayordomo de la emperatriz doña María, corregidor de Madrid, y sobre todo un gran devoto de San Antonio.

Construido en los terrenos que ocupaban unas huertas en las afueras de la ciudad, que fueron adquiridas por D. Rodrigo en 1577, terminándose las obras del convento en 1583, siendo la última de las edificaciones religiosas de la ciudad en el siglo XVI.

El siglo XIX fue malo para este convento, estando a punto de desaparecer en tres ocasiones. En el año 1809 con la llegada de las tropas francesas a Ávila, los frailes se vieron obligados a abandonar el convento, refugiándose en casas particulares hasta el año 1812 en que pudieron volver, con la autorización de los franceses para que la huerta fuese utilizada como cementerio de las víctimas de la guerra. Otro de los malos momentos se produce en 1821, teniendo que abandonar nuevamente el convento al no disponer de los veinticuatro frailes mínimos exigidos por el Gobierno, hasta que una vez regularizada la situación política les fueron devueltas las llaves del convento en 1823. El tercer susto para el convento se produce con la desamortización de Mendizabal en el año 1836, aunque los frailes son obligados a desalojar el convento, este se libra de la demolición gracias a un permiso especial que se había solicitado para mantener abierta al culto la capilla de la Virgen de la Portería, y que fue concedido, manteniendo capellanes en la misma, aunque el resto del convento fue expropiado. El convento fue refundado el 27 de enero de 1896.

El convento cuenta con fachada de carácter neoclásico, combinando el granito con el ladrillo, destacando en la parte superior de la misma el escudo de su fundador y sobre la puerta, una hornacina con la imagen de San Antonio. En el interior destacar la capilla de la Virgen de la Portería, edificada entre 1728 y 1731 por el arquitecto Rivera. La capilla, de forma exagonal, linterna cilíndrica, con pechinas y cupulín, tiene tres altares barrocos; el principal de ellos dedicado a la Virgen, destacando en el mismo un cuadro, pintado por Salvador Galván, dedicado a la Virgen de la Portería.

El convento de San Antonio esta muy ligado a la Semana Santa de Ávila y en el mismo nacieron cuatro cofradías penitenciales: Orden Franciscana Seglar (1896), Cofradía de Ferroviarios de San Antonio (1926), Juventud Católico Antoniana (1927) y la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli (1947). Desaparecidas todas ellas hace aproximadamente treinta años, en el año 1988 vuelve a resurgir la de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y en el año 2008 se refunda la Juventud Antoniana.

Estas cofradías adquirieron varios pasos para la Semana Santa abulense: "Virgen de las Lágrimas", "Calvario", "Entrada de Jesús en Jerusalén", "Virgen del Mayor Dolor", "Jesús de Medinaceli", "Cristo Yacente" y "Nazareno del Perdón". De todas ellas solamente están al culto el "Calvario" y "Cristo Yacente", en la capilla de los confesionarios y "Jesús de Medinaceli" en un altar del crucero. El resto de imágenes se encuentran depositadas en el museo del convento, que no esta abierto al público.

"La Entrada de Jesús en Jerusalén" participa en la procesión del Domingo de Ramos acompañada de Juventud Antoniana y de la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli y el resto de imágenes lo hacen en la noche del Martes Santo, acompañados solamente de los miembros de la Archicofradía.

La última de la imágenes en incorporarse a la Semana Santa abulense es Nuestra Señora de los Infantes, en la procesión del Domingo de Ramos, acompañada de un nutrido grupo de cofrades de la Juventud Antoniana. La imagen no se encuentra al culto.