La Cruz figura presente en el mensaje conformador de una nuclear catequesis cristológica, “quien no coja su cruz y me siga, no alcanzará la vida eterna”. La cruz y el crucificado se integran en la vida del niño, del adulto y del anciano, en el altar o en la procesión, emblemáticos espacios y lugares, dignos de ser santificados. Más cercana figura la cruz, próxima al corazón o embellecida en el cuello de muchos de los cofrades y devotos portadores de tan emblemático signo, dotado de innegable funcionalidad iniciática y docente como admitida y proyectada herencia para las jóvenes generaciones.
Esta cruz desnuda, cubierta solamente con el sudario, simboliza la ausencia del cuerpo de Cristo, y apoyados sobre la cruz aun aparecen la lanza, la esponja y la escalera, símbolos de varias escenas de la Pasión.
Es talla de madera que pacientemente ha sido decorada por las cofrades María Paz Prieto y María Paz Muñoz. Se incorporó a la Semana Santa en el sábado Santo de 1993, siempre acompañada por las señoras que forman esta Cofradía. Se encuentra al culto en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.